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sábado, 6 de mayo de 2017

El llanto de la selva amazónica

  La selva amazónica es la selva más grande de la tierra y cubre aproximadamente siete millones de km². Tiene el triste honor de aguardar riquezas muy valiosas, entre ellas la madera de sus árboles centenarios, lo que desemboca en la tala ilegal y violencia.
Extensión de la Amazonia. 
   En el epicentro de toda la deforestación amazónica se encuentra Brasil. Allí, el Amazonas se convierte en una tierra de nadie sin una propiedad definida. Muchos ecologistas luchan por poner fin a una actividad que cada minuto arrasa con una extensión equivalente a cinco campos de fútbol y que ha acabado ya con el 17% de su flora (lo equivalente a la superficie de España y Alemania juntas), a cambio, sólo reciben violencia y muerte.

  El río Javarí que hace frontera entre Brasil y Perú, es un lugar remoto donde se pueden encontrar pueblos aún sin contactar y donde el tráfico de madera ilegal es más seguro. Allí, es donde madereros clandestinos como Antonio y sus compañeros trabajan buscando maderas preciosas y haciéndose paso a golpe de machete entre la frondosa selva. Cada mes sacan unos 20 árboles para ganar unos 2.000-2.500 reales cada uno, es decir, unos 700-800€, lo justo para mantener una familia. El objetivo es encontrar árboles altos y caros cuyo valor amortice el gasto en gasolina y los días trabajando. Los madereros a penas ganan 200€ por una ceiba. En cambio, por cortar caoba, árbol en peligro de extinción y por tanto es ilegal talarla (puede penarse con la cárcel) los madereros ganan unos 3.500 reales (1.000€). En el primer mundo su valor alcanzará los 80.000 €.
Tala de caoba.

Madereros cortando una ceiba.

  Para estos madereros los extranjeros opinamos y criticamos su trabajo, ilegal por otra parte, pero es que para ellos es la única manera de poder mantener a sus familias en un lugar donde la pobreza es inmensa. Cuando nosotros ya hemos esquilmado todas nuestras reservas naturales.

 El objetivo es cruzar al otro lado del río, a Perú donde la actividad maderera es legal. Este contrabando tampoco encuentra mucha vigilancia ni oposición. En las márgenes del río, se pueden observar los aserraderos que participan en el negocio aún sabiendo la procedencia ilegal de esa madera, pero que al igual que los madereros, no tiene otros recursos para sobrevivir, personas que aun sabiendo que el Amazonas se está acabando no tienen otro remedio.

Aserradero peruano.

  Pero, la deforestación masiva del Amazonas se produce al sur y se debe a las haciendas ganaderas para obtener amplias zonas de cultivo y pastos que ya han acabado con el 40%. Todo empezó con la construcción de la Carretera Transamazónica (5.000 km de extensión) y los colonos que poblaron esta región para agricultura, pero dada la pobreza del suelo se dedicaron a la ganadería. Para lo cual los deforestaron parte del Amazonas, sin ser ellos dueños de los terrenos.

Zonas del Amazonas deforestadas para la ganadería.

Ganadería en el Amazonas.
Ante esto lucha el IBAMA (Instituto Brasileño del Medio Ambiente y de los Recursos Naturales Renovables) el responsable de la preservación y conservación del patrimonio natural, ejerciendo el control y la fiscalización sobre el uso de los recursos naturales, realización de estudios de impacto ambiental y concesión de licencias ambientales. En las zonas donde se produce la deforestación, son los encargados de intentar acabar con este delito. 

Agentes del IBAMA trabajando. 

Sin embargo, lo peor de este negocio ilegal son los asesinatos. Brasil tiene el mayor número de ambientalistas asesinados en el mundo,más de la mitad. Los sicarios contratados por los grandes terratenientes y empresarios son quienes llevan a cabo los asesinatos. No solo ambientalistas, sino también campesinos y tribus, más las personas amenazadas. En el reportaje se entrevista a una mujer que vive escondida y amenazada a la que casi matan y a la que llegaron a quemar la casa por defender la naturaleza y los derechos de los pequeños propietarios. También aparece una entrevista a un sicario que movido por conseguir dinero para su familia, acabó con la vida de tres personas: un diputado, un ambientalista y su mujer, a la que tuvo que matar porque ella le vio y de la que sí se arrepiente, incluso llega a romper a llorar. 

Ambientalista amenazada.

Sicario entrevistado.

  Los indios mundurukus son una de las 240 tribus que habitan en el Amazonas brasileño intenta sobrevivir a la invasión de sus tierras, pues esa región es su casa, su mercado, de allí obtienen todo lo que necesitan para vivir.  Los madereros se han colado en sus tierras, pero los guerreros indígenas están dispuestos a luchar para frenarles. Ataviados con sus pinturas de guerra y armados con arcos y flechas se dirigen hacia su particular guerra. Los munduruku dan a los madereros un plazo de 10 días para que saquen de la zona la madera que han cortado y se vayan y sino volverán de nuevo. Pero es el jefe quien tiene que tomar la decisión. 

Tribu munduruku.
  De los 22.000 indígenas que se han visto obligados a abandonar la selva y vivir una vida que no es la suya, se ha formado una pequeña comunidad a las afueras de Manaos que acoge a indígenas de tribus diferentes que ocuparon ilegalmente la propiedad en la que viven intentando mantener el espíritu aborigen que todos llevan dentro para no olvidarse de quienes son. Todos se vieron obligados a huir por culpa de los madereros y los sicarios, que les arrebataron las tierras a base de violencia.

Jefe del poblado.


  Es lamentable que uno de los lugares más ricos de La Tierra, por ser entre otras cosas 'El pulmón del Planeta' viva una situación tan dura. No es otra que una guerra oculta en la que el gobierno brasileño no hace nada. Si fuera así, habría otras salidas laborales para los madereros ilegales y se llevaría a cabo un control más estricto del número de árboles talados, así como de la extensión de las granjas ganaderas, que son unos aprovechados. Pero claro, cuando el gobierno tiene puestos intereses económicos en esas tierras por su riqueza, petrolera, maderera,... no se ponen leyes para frenarlo.

  Lo más deplorable es que en este negocio además de morir árboles mueren también personas (indígenas, ecologistas, etc.) a manos de sicarios contratados por las grandes terratenientes y empresarios. Es impactante ver como los indígenas, por un lado luchan por una tierra que es parte de ellos, y por otro lloran la pérdida de la tierra que les dio la vida. Una vez que son explotadas, en esas tierras sólo queda tristeza y miles de recuerdos centenarios perdidos.

Al final, albergar los tesoros del 'Pulmón del Mundo' solo conlleva lágrimas. Los occidentales somo participes y conscientes de estos incidentes y no hacemos nada para pararlo ni siquiera lo denunciamos, una actitud bastante egoísta porque nosotros también dependemos de esta rica selva.

    

  Aquí os dejo el reportaje del que he sacado la información:

http://www.dmax.marca.com/series/supervivencia/amazonas-clandestino/episodios-completos/#4081788724001

  También os dejo una canción de Maná dedicada a la muerte de Chico Mendes, un recolector de caucho, sindicalista y activista ambiental brasileño. Luchó de manera pacífica contra la extracción de madera y la expansión de los pastizales sobre el Amazonas hasta que fue asesinado por rancheros.










2 comentarios:

  1. Muy bien como siempre. Buenas imagenes, estructura del texto. No te has dejado nada . Enhorabuena!

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  2. Gracias por el blog. Usted muestra honda sensibilidad por nuestra Amazonia. Por el Putumayo estamos procurando reconciliarnos con los territorios, las culturas, los ríos...

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